EL ORDEN DIVINO MANIFIESTA AMOR

«Si amas algo, déjalo libre.

Si vuelve a ti, es tuyo,

Si no vuelve nunca lo fue.

En cualquier caso, siempre tendrás un aprendizaje».

Hemos escuchado muchas veces Dios es amor, o en las relaciones interpersonales decimos que amamos, pero que es el amor realmente ¿un sentimiento?, ¿un estado de consciencia?  Intentaré explicar este término desde la Metafísicamente. El amor es una energía pura y desinteresada que impulsa a ofrecer, servir, procurar la felicidad de los demás sin ningún interés o recompensa a cambio. Las vedas (escuela filosófica antigua de la India) lo explicaban como la ley de la Totalidad o Unicidad con la Divinidad, es decir, saber que no hay separación con toda la creación y lo representaban con el circulo mostrando que no hay inicio ni fin, pues somos parte de la Divinidad misma.

El amor abarca muchos campos o aspectos que no se limita a lo que conocemos comúnmente, es decir, a la relación entre parejas. Lo que, tradicionalmente consideramos «amor», no es sino un aspecto externo de un principio o Ley que Jesús de Nazaret vino a enseñarnos y que todo ser humano ha de llegar a realizar en su totalidad, no solamente en una o varias facetas de la vida como son la familia, el matrimonio, la amistad, la pasión por alguna rama del saber, arte, deporte o ciencia. El amor a la vida con todas sus criaturas, inclusive su aspecto inanimado, constituye una faceta más amplia y llena de amor. Revisemos, pues los Evangelios de San Mateo (22, 34-40) donde se presenta una escena con un fariseo, probablemente una conversación en el atrio del templo de Jerusalén. Este fariseo, un doctor o estudioso de la ley, le pregunta a Jesús “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”. Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se funda toda la ley de los profetas”. En este pasaje de la Biblia, vemos pues como Jesús nos enseña la Ley del Amor, en la cual nos dice que amemos a la Divinidad que está en todas partes, en ti, en mí, en las plantas y flores de tu jardín, en tu mascota, en el aire, en todos lados, porque Dios está en toda la creación. Si revisamos el párrafo anterior, es exactamente el mismo mensaje de lo vedas, “ama la creación porque eres parte de ella” o parafraseando, “ama a Dios, porque eres parte de EL”.

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La raíz del amor es la libertad por ser un sentimiento generoso y suelto. El amor posesivo destruye. Nunca puede crecer ni vivir en el miedo que se manifiesta en un afán posesivo. Aquellos que intentan poseer o controlar a otros por considerarlos de su propiedad creen amar mucho, pero realmente tienen miedo a perder al otro, miedo a la soledad, por eso reaccionan controlando. dicen amarlos muchos y así lo creen, pero en la realidad no han aprendido amar. Asimismo, el amor no se fundamenta en las cosas materiales, como, por ejemplo, una bonita cara o una casa. Por la simple razón de que todo lo material es temporal, tiene fecha de caducidad, en cualquier momento se puede acabar o perder, por ejemplo, la casa la pueden embargar o destruirse por un fenómeno natural como un terremoto, un incendio, entre otros. La belleza del rostro también se puede perder por un accidente. Si el amor se fundara en cosas materiales, diríamos que al destruirse lo material, el amor se acabaría, y sabemos que no es así. La naturaleza es el más claro ejemplo que no es así. Vemos que, ante cualquier desastre natural, la naturaleza vuelve a crear vida. El más claro ejemplo lo hemos vivido en la cuarentena del 2020, cuando fuimos testigos como los altos índices de contaminación del mar y aire en Lima bajaron y nuevamente vimos delfines en el mar, aves marinas en las playas, y disfrutamos de la belleza de la naturaleza y su creación. Si quieres destruir algo, trata de acapararlo y veras como se va apagando poco a poco, como una vela que se consume en silencio. Cuando cortas una rosa, la colocas en la palma de la mano y luego cierras los dedos para aprisionarla, al querer poseerla así, la destruyes inevitablemente; pero también se clavarán las espinas en tu mano. Así sucede cuando tratas de poseer a otros: generas, en ellos, cierta rebeldía que puede brotar violentamente en cualquier momento. Podemos ver como las personas aprisionadas por la voluntad de otros viven tristes, infelices, amargadas; aunque hayan logrado cierta resignación. Son como el prisionero que esta entre rejas y trataran de escapar a la menor oportunidad, dejando solo al opresor, ya que es forzada la sumisión que manifiestan.

Comparto un extracto del Libro del Principito, donde precisamente el Principito explica la diferencia entre amar y querer.

“Te amo”. dijo el Principito-. “Yo también te quiero” –Dijo la Rosa- “No es lo mismo”, respondió él.

“Querer es buscar posesión de algo, de alguien, es buscar en los demás que llene las necesidades de afectos y compañía. Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarlo, porque en algún punto nos reconocemos carentes. Querer es esperar, es apegarse a las cosas y personas desde nuestras necesidades.

Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento, cuando el bien querido no nos corresponde, nos sentimos decepcionados y frustrados. Si quiero a alguien tengo expectativas, quiero algo. Si la otra persona no me da lo que espero sufro, cada ser humano es un universo.

Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando el otro tenga motivaciones distintas. Es permitir que seas feliz, aún cuando su camino sea distinto al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón. Por esto, el amor nunca será causa de sufrimiento.

Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en verdad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos, pues si realmente amas, nada has esperado del otro. Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega, este darse desinteresado solo se da en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar significa tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Conocerse es saber de ti, de tus alegrías y de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas y de tus errores. El amor trasciende luchas y errores. Y no solo para momentos de alegría, amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posición egoísta. Sino es dar en silenciosa compañía.

Amar es ver que no te cambia el tiempo ni las tempestades de mis inviernos. Es darte un lugar en el corazón para que te quedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo, amiga, pareja. Y saber que, en el tuyo, hay un lugar para mí. Dar amor no agota el amor. Al contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor es abrir el corazón y dejarse amar “.

“Ya entendí” –Dijo la Rosa- “No lo entiendas, VIVELO” –Dijo el principito”. (Del Libro El Principito, de Antonie de Saint-Exupéry).

En este punto me detengo y te invito que reflexiones como estas actuando: ¿eres un esposo/a celoso/a?, ¿cómo padre/madre eres dominante? Recuerda, TODA VIOLACION DE LA LEY ENGENDRA SUFRIMIENTO. Por esta razón, Si amas a alguien, ya sea tu hijo, tu novia, tu esposa, un amigo, etc.,!déjalo libre! Solamente puede vivir y crecer el amor sin ataduras ni limitaciones, en libertad, sin la cadena del egoísmo. No impongas tu voluntad a otros; no les digas lo que deben hacer ni como han de comportarse. no le prohíbas cosas más allá de los limites justos. cuida y protege tu amor, pero sin férrea mano domínate, si no quieres perderlo. recuerda, si algo no te gusta de tu pareja, hijo o amigo, mira y trabaja en ti lo que te molesta, el otro solo refleja (como un espejo) lo que tú debes trabajar. no cedas tu poder personal, pensando que lo que está afuera de ti (padres, pareja, hijo, jefe, gobierno, trabajo) es responsable de lo que sientes o te pasa, ¡el único responsable de tu vida eres tú!!, eso se llama asumir el 100% de responsabilidad. y esa actitud es la que te lleva a madurar y crecer.

Recuerda que nadie es humanamente perfecto y la libertad es un don de Dios. Todos nacemos con el derecho de elegir libremente como queremos ser, pensar y ser y es lo que se llama «LIBRE ALBEDRIO”. Nadie tiene derecho alguno para violar esta ley, por ello el Universo es muy respetuoso de lo que tu elijes. Debemos comprender que EL AMOR SIN LIBERTAD NO SIRVE Y NI SIQUIERA ES AMOR, DEJA CRECER Y VIVIR A LOS DEMAS COMO ES SU DERECHO.

Puedes estar pensando, lo que dices suena bien, pero en el día a día ¿cómo hago para actuar como dices?, cuando siento celos, cuando tengo cólera porque mi hijo no me hace caso. Lo que te puedo decir es que todo ese comportamiento viene del miedo, del temor a perder lo que ilusoriamente crees que es tuyo. Te invito simplemente atravesar ese miedo, tú eres el héroe de tu vida y en las películas y cuentos todos los héroes son valientes, soltando y sacando de tu mente los pensamientos negativos, egoísta, solo céntrate en otra cosa. “Pero y si lo pierdo, y si se va y si….”, deja de atormentarte, porque nadie quita nada a nadie, eso es una ilusión de tu mente (ego) para que sufras. La vida es armonía y todo está en perfecto orden divino. Lo que pasó solo vino a mostrarte un aprendizaje. El amor no se ciñe a una pareja, es mucho más amplio, puedes amar la vida, el arte, una causa, un proyecto creativo, una mascota, siempre estamos amando, empezando por el amor a nosotros mismos, solo que quizás no somos conscientes de ello.

Carmen Lescano Silva

Profesora de Yoga, Ayurveda,

Coach ontológica.

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