Paolo Guerrero y sus raras salidas en el pasado

Así como con la UCV, el ‘depredador’ ya tuvo roches a la hora de irse de otros equipos.


Por Tony Malaver

No es la primera vez. La odisea de Paolo Guerrero por no aterrizar en Trujillo y cumplir su contrato con la Universidad César Vallejo despertó todo tipos de rumores en redes sociales, pues no sería la primera vez que el delantero peruano se marcha de un equipo por la puerta de atrás o de maneras extrañas.

La primera de estas fuertes salidas se dio en 2002, cuando el ‘pistolero’ dio el salto a un Bayern Múnich que ya contaba con Claudio Pizarro en sus filas.

En aquel entonces, el capitán de nuestra selección tenía un contrato de menores con Alianza Lima, ya que aún no debutaba con el primer equipo, y los ‘íntimos’ no le dieron permiso para marcharse a Alemania y realizar una prueba con el conjunto ‘bávaro’, cosa que Paolo no tomó bien.

En marzo de ese año, el jugador tenía que viajar a España con la sub-20 ‘blanquiazul’ para formar parte de un torneo, pero este dijo tener una lesión, razón por la que salió de la lista.

A pesar de ese inconveniente, el ‘depredador’ viajó a tierras germanas en abril sin permiso de los victorianos, pasando las pruebas y empezando un lío con el club que le formó para poder estampar su firma con el Bayern, terminando con Alianza dando su brazo a torcer, pero presentando pruebas ante la FIFA para que al menos les reconozcan un pago por los derechos de formación, donde el ente máximo del fútbol les daría la razón.

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El peruano comenzaría su aventura por Alemania en las divisiones menores del club ‘bávaro’, donde brillaría y no le tomaría más de un año debutar con el equipo principal, aunque terminaría yéndose por la puerta de atrás y exigiendo su salida debido a sus pocos minutos, siendo vendido al Hamburgo.

En este nuevo club, el ex ‘potrillo’ alcanzaría grandes picos de nivel y rachas goleadores, pero también viviría sus mayores polémicas y épocas de vacas flojas que le generaría miles de críticas por parte de los hinchas.

Los problemas de ira de Paolo se hicieron evidentes con los ‘dinosaurios’, pasando por momentos rochozos como la vez que le tiró una botella de agua a un aficionado que le increpó su bajón de nivel, o la brutal patada que le propinó al portero Sven Ulreich cuando perdían 0-4 ante el Stuttgart.

Al ‘depredador’ se le había ido a la olla con ese salvaje golpe, viendo la tarjeta roja, recibiendo una suspensión de 8 jornadas y hasta abriendo una investigación por parte de la justicia germana.


Todos esos problemas le orillaron a marcharse del Hamburgo al final de temporada, poniéndole fin a su etapa en Europa con una venta al Corinthians de Brasil.

En el ‘timao’, Guerrero viviría una historia de ensueño, pues marcaría un gol en la semifinal del Mundial de Clubes y otro en la gran final contra el Chelsea de Inglaterra, dando el golpe con los ‘brazucas’ y levantando el título con la bandera peruana en hombros.

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A pesar de esa bonita historia escrita con Corinthians, y de ser muy querido por los hinchas debido a su buen nivel durante 3 temporadas, Guerrero les sacaría la vuelta yéndose al Flamengo, pues le ofrecían un salario mucho más alto.

La aventura entre el jugador y el ‘Fla’ no fue la mejor, ya que, si bien arrancó como titular, terminaría calentando el banco luego de 3 años, marchándose al Inter de Porto Alegre, donde tampoco le fue bien y solo duró 1 temporada, aquejado por las lesiones y por diferencias con el técnico y los directivos.

En 2021, Paolo se encontraba sin equipo, pero, a pesar de haber recibido el llamado de Alianza Lima, preferiría esperar 1 año más para firmar con el Avaí de Brasil, club en el que los problemas físicos le impidieron jugar con regularidad y apoyar a su equipo en la lucha por el descenso.

Con el Avaí en segunda, Guerrero no extendió el contrato y se iría al Racing de Argentina, donde nunca tuvo química con el entrenador Fernando Gago, rompiendo el contrato a mitad de año y uniéndose al LDU de Ecuador, ganando una Copa Sudamericana y una liga, pero sin firmar la renovación.

Ya en 2024, el peruano atraviesa una situación más que especial con la Universidad César Vallejo, alegando amenazas que algunas personas, y con razones más que obvias, no terminan de creérselas.

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