TRANSMUTA EL TEMOR

Nos han dicho que lo contrario al amor es el odio, pero realmente el odio y el amor son los dos polos de la misma energía. Lo contrario al amor es el miedo. El domingo pasado hablamos del amor, como la energía pura y desinteresada que impulsa a ofrecer, servir, procurar la felicidad de los demás sin ningún interés o recompensa, el amor es el medio de manifestación del alma. El alma sabe que somos partes de la Divinidad, que somos una unidad con el Todo. Sin embargo, para poder estar en este plano dual, al cual llamamos planeta Tierra, tenemos un ego que nos genera la ilusión de estar separado, es decir, de ser individuos uno distinto al otro, por ejemplo, soy mujer, tú eres hombre, soy peruana, tú eres extranjero, esta distinción ilusoriamente nos separa, porque hombre o mujer, peruano o extranjero somos parte de Dios.

El ego se manifiesta a través del miedo aprendido. ¿Hay un miedo natural?, si es aquel que tiene como función avisarnos del peligro a nuestra supervivencia, por ejemplo, si estas caminando por la selva y te encuentras frente a una serpiente venenosa, instintivamente el cuerpo se prepara para correr. ¿Cuál es el miedo aprendido? aquel que se grabó en tu inconsciente, quizás de muy chiquito, cuando te caíste y quizás se rieron, o quizás te dijeron “no puedes”, o quizás te hicieron sentir “que no valías lo suficiente para lograrlo”, como es inconsciente no te das cuenta de ello y cada vez que se presenta una situación donde sientas que hay riesgo de caer, regresa a ti ese miedo aprendido y te dices “no puedo”, “no valgo”, “se van a reír de mi”, y te paralizas.

Un incidente gracioso ocurrió en Holanda, hace algunos años. Un león se escapó de un circo ambulante. A poca distancia, una buena mujer estaba cociendo al lado de la ventana abierta. De pronto, el animal salto por la ventana, paso de largo como un rayo, se metió por el pasadizo y entro a refugiarse en una alacena que había debajo de la escalera. La atónita mujer creyó que aquella exhalación era un burro. Indignada ante las huellas de patas pantanosas, que había dejado el animal en sus pisos relucientes, lo fue a buscar y lo encontró metido en la alacena entre sus escobas y mopas; entonces procedió a caerle a escobazos. El león, temblando de terror, se internaba en el fondo de la alacena y la enfurecida mujer redoblaba los golpes. En eso llegaron cuatro hombres armados con rifles, mallas, etc. y capturaron al león que se entregó mansito, encantado de escapar de aquella terrible mujer. Cuando la buena mujer supo que era un león lo que había estado golpeando, se desmayó y estuvo enferma varios días.

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Esta anécdota ilustra, perfectamente, el poder desmoralizador del miedo. Nuestra buena mujer domino completamente mientras creía que aquel animal era un burro y cuando trataba al león como un burro, este la creyó muy poderosa; por tal razón, estaba atemorizado ante ella. Una vez que la mujer descubrió su error, la vieja creencia del león como animal fuerte y poderoso, “el rey de la selva”, el temor le volvió y, aunque ya estaba completamente a salvo, continúo reaccionando de acuerdo con la creencia tradicional.

Según la metafísica, tanto menos temor, tanto más salud y armonía tendrás. Cuanto más temor haya, muchas más calamidades entraran en tu vida. El único problema real de la humanidad es el de deshacerse del temor. ¿Cómo saber a qué no le tenemos miedo? Muy sencillo, cuando esa situación, no te afecta. La mejor prueba de que ya no tienes temor con respecto a alguna situación especial, es el gozo, la sensación de dicha que se experimenta con respecto a ello. Por favor, no malinterpretemos el termino gozo, no me refiero a disfrute, me refiero a paz interior. Hago la aclaración, porque tal vez se puede pensar, “yo no me he visto afectado por esta pandemia, pero no estoy “contento” con la muerte de tantas personas”. Y está bien, tu gozo se manifiesta en la paz que manifiestas al no estar afectado directamente, al estar en armonía con tu salud, pero ello no implica que sientas tristeza por las personas que ya no están aquí. La tristeza que puedes sentir, muestra el valor que le das a las personas que partieron. No es excluyente sentir gozo y tristeza, porque muestran cosas diferentes, en una muestra tu paz (gozo) y en la otra, el valor que le das a lo que se perdió (tristeza), ambas pueden coexistir, puedes valorar lo que se perdió, sintiendo paz interior.

Y ¿cómo puedo neutralizar el miedo? Primero, siendo consciente de lo que estas sintiendo, y para ello es muy importante reconocer nuestro poder al asumir el 100% de responsabilidad, es decir, todo lo que nos afecta, lo tenemos que trabajar en nosotros. Tienes que tomar consciencia de que tienes miedo, y “abrazar ese miedo”, es decir, sentirlo, reconocerlo, darle un lugar, amar tu miedo, aceptarlo, es parte de ti. El negarlo, rechazarlo o no aceptarlo es lo que hace que persista, si lo aceptas lo integras. El amor es unión, integración, el miedo es separar, rechazar. Mira la Biblia incluso lo dice: «No hay temor en el Amor, ya que el AMOR PERFECTO SACA AFUERA EL TEMOR», porque el temor lleva en si error y atrae los problemas a tu vida. Teme una cosa y las veras manifestarse, pues le das poder y la atraes fuertemente a tu mundo. «El que teme no ha realizado el Amor» (Juan 4,18).

«EL TEMOR ATRAE AQUELLO QUE SE TEME». Si tienes miedo a que te roben, te robaran. Recuerda las leyes espirituales; donde va tu atención, va tu energía; y atraes, lo que vibras, si te enfocas en tu miedo, este crecerá y tendrán mayor poder sobre ti. El mejor remedio consiste en dejar de temer.

Carmen Lescano Silva

Profesora de Yoga, Ayurveda,

Coach ontológica.

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