LA FÍSICA DESVELA LOS MISTERIOS DE LAS PIRÁMIDES DE EGIPTO

Le debemos sobre todo a Hollywood —y quizá en parte a Astérix— la imagen clásica de la construcción de las pirámides egipcias: una legión de esclavos deslomándose para arrastrar imposibles bloques de roca a golpe de látigo. La investigación arqueológica ha desmontado algunos mitos sobre la construcción de la Gran Pirámide de Keops y a estos estudios han venido a sumarse las ciencias empíricas, con varios experimentos que ponen a prueba los posibles métodos empleados por los constructores de las pirámides.

No se conoce mucho del reinado del faraón Keops o Khufu, que reinó en el Imperio Antiguo de Egipto en el siglo XXVI a.C., pero es universalmente conocido por legar al mundo la única de las Siete Maravillas del mundo antiguo que ha perdurado, la más alta y masiva de las pirámides egipcias, que se eleva a 138 metros.

La Gran Pirámide de Guiza —conocida como Pirámide de Keops— ha sido objeto de estudio durante siglos. La colosal escala del monumento ha suscitado innumerables teorías sobre los métodos empleados en el tallado de los bloques, su traslado y su construcción. Hoy se sabe que el granito empleado en partes del interior procedía de una cantera de Asuán, a más de 800 kilómetros de distancia, y que fue transportado en barcos por el Nilo, mientras que los bloques de caliza que componen la mayor parte de la estructura y el antiguo recubrimiento se extraían de canteras cercanas a la obra.

LEE TAMBIÉN:FONAVI: PAGO SERÁ EN UNA CUOTA

En los últimos años, varios descubrimientos han venido a esclarecer algunos detalles sobre el making of de la Gran Pirámide. Durante las excavaciones de un antiguo puerto del mar Rojo, en 2013, el egiptólogo francés Pierre Tallet encontró unos papiros que incluían el diario de Merer, uno de los supervisores de la construcción de la pirámide. En 2014 el estadounidense Mark Lehner, al frente de la Ancient Egypt Research Association (AERA), halló junto a las pirámides las ruinas de un puerto que servía para transportar los materiales a través de canales en el Nilo. Los hallazgos en la ciudad asociada confirmaron que los obreros no eran esclavos, sino trabajadores cualificados y bien alimentados.

ARENA HÚMEDA PARA REDUCIR LA FRICCIÓN

Una vez que los bloques de piedra llegaban al puerto de Guiza, había que acarrearlos hasta la obra y colocarlos. Todo ello sin ruedas ni poleas, que aún no se empleaban. Es aquí donde la ciencia experimental ha aportado pistas útiles. Al transportar un trineo con una pesada carga, basta humedecer la arena en el grado justo para reducir la fricción y por tanto el esfuerzo, tal como demostró en 2014 un equipo de físicos dirigido por Daniel Bonn, de la Universidad de Ámsterdam.

Fueron los propios antiguos egipcios quienes le proporcionaron a Bonn la pista clave: una pintura en la tumba de Djehutihotep, del 1900 a.C., muestra a un grupo de hombres arrastrando una estatua sobre un trineo, mientras delante otra persona vierte agua sobre la arena. Donde los egiptólogos veían un gesto ceremonial, Bonn vio una solución práctica. Sus experimentos muestran que el grado justo de agua, entre un 2 y un 5% del volumen de la arena, forma puentes capilares entre los granos que reducen el coeficiente de fricción.

“La mayoría de los egiptólogos con los que he hablado están de acuerdo con nuestra interpretación”, apunta Bonn a OpenMind. “Parece que es una explicación muy plausible de lo representado en la pintura de la tumba, y hasta ahora todo el mundo coincide”. El físico y sus colaboradores han replicado su estudio inicial con arena de composición similar a la del Nilo, que contiene arcilla y limo, confirmando sus observaciones.

Pero el traslado no era el único gran obstáculo al que debían enfrentarse los constructores de la Gran Pirámide, había que elevar los bloques de piedra a su lugar. Según cuenta a OpenMind el egiptólogo Peter Der Manuelian, director del Museo Semítico de Harvard, “los académicos mayoritariamente coinciden en que había un sistema de rampas para subir los bloques. Sus direcciones, ángulos y materiales todavía son problemáticos y siempre hay nuevas (y a menudo locas) teorías”. Lehner ha propuesto una rampa en espiral apoyada en la pirámide, como una carretera que asciende una montaña, mientras que el arquitecto francés Jean-Pierre Houdin ha desarrollado un modelo también de rampa en espiral, pero por el interior de la estructura.

Tal vez los nuevos estudios físicos de la estructura de la Gran Pirámide puedan revelar más indicios sobre esta cuestión. En 2017 el uso de la muografía, técnica similar a la radiografía, permitió al proyecto internacional ScanPyramids detectar una posible cavidad desconocida. Según la egiptóloga Kate Spence, de la Universidad de Cambridge, la posición y la inclinación del hueco sugieren que podría ser una rampa utilizada durante la construcción.

ESTRUCTURAS CILÍNDRICAS PARA MOVER LOS BLOQUES

Sea cual fuere el diseño de las rampas, vencer las pendientes con tan pesadas cargas debía de ser una tarea ardua, aunque tal vez lo fuera algo menos si los egipcios empleaban el sistema descrito en 2014 por el físico de la Universidad Estatal de Indiana (EEUU) Joseph West. Otros expertos habían propuesto el posible uso de estructuras cilíndricas de madera que permitían hacer rodar los bloques, pero la propuesta de West, nacida de un proyecto para sus estudiantes, es notablemente más sencilla. Consiste en atar tres postes de madera a cada cara del bloque, convirtiendo su sección cuadrada en un polígono de 12 lados. De este modo, incluso una sola persona puede hacer rodar un pesado bloque.

“Pienso que los resultados fueron muy interesantes y prometedores”, señala West a OpenMind. “Creo que la experimentación, y a una gran escala, es importante en este campo”. Sin embargo, el físico lamenta que no siempre es fácil encontrar financiación para proyectos experimentales de gran envergadura que puedan dilucidar cómo se las ingeniaban los antiguos constructores con las limitaciones de su rudimentaria tecnología.

Un proyecto de gran envergadura es precisamente el promovido por la familia Ward de Leeds (Reino Unido). Fundado en 2008, EarthPyramid pretende construir antes de 2025, en un lugar aún por determinar, una pirámide de 50 metros de altura que servirá como cápsula del tiempo durante 1.000 años y cuya construcción permitirá probar sistemas experimentales como la rampa de Houdin y el dodecágono de West. Tal vez la respuesta a los misterios del pasado esté en la ciencia actual.

Sigue al Diario Extra en sus redes sociales de FacebookTwitter e Instagram.