¿Verdes, negras o rellenas? Así brillan las aceitunas en tus platos favoritos
Las aceitunas han conquistado paladares alrededor del mundo con su sabor intenso, su versatilidad culinaria y su lugar privilegiado en la gastronomía mediterránea y latinoamericana. Ya sea verdes, negras, rellenas, en rodajas o enteras, estas pequeñas joyas no solo aportan un toque salado y sofisticado a las comidas, sino que también cuentan con propiedades nutricionales muy valoradas.
Derivadas del fruto del olivo, las aceitunas se han cultivado desde tiempos antiguos en regiones como España, Grecia e Italia, donde no solo se consumen como aperitivo, sino que forman parte esencial de recetas tradicionales y modernas. Ricas en grasas saludables, antioxidantes y vitamina E, no solo elevan el sabor de los platos, sino que también aportan beneficios al corazón y a la piel.
En el Perú, por ejemplo, las aceitunas son fundamentales en platos emblemáticos. ¿Quién puede imaginar una papa a la huancaína sin esa rodajita morada decorando el plato? O un buen ají de gallina sin su clásico acompañamiento de huevo y aceitunas negras. También aparecen en el escabeche de pollo o pescado, dándole ese punto de sabor que equilibra lo ácido del vinagre y lo dulce de la cebolla.
Pero su uso va mucho más allá. En la cocina internacional, las aceitunas son reinas del tapenade, una pasta provenzal hecha con aceitunas negras, alcaparras, ajo y aceite de oliva que se sirve sobre pan o como aderezo para carnes. En las pizzas, son ingredientes clásicos que no pueden faltar en la pizza mediterránea o la famosa napolitana. También brillan en ensaladas como la griega, que mezcla tomates, pepino, cebolla roja, queso feta y, por supuesto, aceitunas kalamata.
En los piqueos o “tables” de quesos y embutidos, un buen puñado de aceitunas marinas con ajíes o hierbas aromáticas realzan cualquier picada. Incluso los bartenders las han adoptado como toque final en cócteles clásicos como el martini, donde la aceituna es casi tan importante como el vermut.