UN NUEVO HAMLET: ¿ERES O TE HACES?

Por Rolando Donayre

Don William Shakespeare, el escritor de Hamlet, una de sus obras emblemáticas, está de capa caída entre nosotros, los peruanos.

Pero no le echemos la culpa al genial dramaturgo inglés, sino a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sobre todo a los jóvenes Millenial, ya que la frase célebre «ser o no ser» simplemente no les quita el sueño.

Para la gente de hoy, las situaciones que confrontan sus vidas ya no se pintan de blanco o negro. Los profetas posmodernos se han encargado de enseñar que no deben preocuparse por ese dilema, sino más bien acomodarse en una amplia gama de grises, a fin de no dramatizar la cosa y librarse de cualquier definición ético moral. El resultado: una miopía social con consecuencias negativas que hoy nos pasa factura.

Entonces, por ejemplo, darle una «colaboración» al secretario del juzgado (sea una gaseosa o un sobre cerrado) ya no es ni bueno ni malo. Es solo una de esas gestiones que hacemos para agilizar los trámites legales. No podríamos pensar en ese horrible término ‘corrupción’, tan satanizado últimamente. ¡Por el amor de Dios! si esto fuera así tendríamos que reconocer que en el mundo existen corruptos y corruptores. ¡No hay por qué exagerar!

La pregunta de Hamlet nos obliga a pensar: ¿soy o no soy corrupto? O tal vez otra similar: ¿soy o no soy un buen comerciante y doy factura? o ¿soy o no soy un buen arquitecto, abogado médico, maestro, o lo que usted sea, y le saco la vuelta a la ley? Total, el fin justifica los medios y ¡qué importa si roba, con tal que haga obra!

Cuando no se tienen claras las cosas, la corrupción se convierte en una realidad tolerable, bajo el argumento de que esas prácticas no son de ahora, sino que forman parte de nuestra cultura desde hace tiempo.

Son parte de nuestra tradición, dirán algunos. Sacar la vuelta incluso en el tema de las vacunas, aplicándome yo, luego mi familia y finalmente mis amigos, es parte de la mal llamada NORMALIDAD que hoy nos indigna en estos días.

Hace poco fuimos testigos del cinismo de una ministra de salud que se puso primera en la “cola” de las vacunas. Ese acto la pintó de cuerpo entero y no solo a ella, sino “a todos” los ciudadanos, fue una foto que todos odiamos, y nos asqueamos, pero que finalmente toleramos según nuestra conveniencia.

Sin embargo, el ser o no ser de Shakespeare se asemeja mucho a otra frase hecha hace más de 2,000 años por alguien que tenía las cosas bien claras, Jesús de Nazaret quien dijo: «Cuando ustedes digan sí, que sea realmente sí; y, cuando digan no, que sea no. Cualquier cosa demás proviene del maligno».

Cuánta falta nos hacen las «autodefiniciones» entre nosotros los peruanos; nos hacemos los locos, incluso en los autobuses para ceder el asiento. ¿Cómo somos o no somos los peruanos? Esa es una buena pregunta que debemos contestar, en especial aquellos que ocupan cargos en el Estado, o los que aspiran a ser gobierno en estas elecciones del próximo 11 de abril.

Que TU SÍ SEA REALMENTE SÍ, Y TU NO, SEA REALMENTE NO debe calar en las escuelas, centros de labores, sindicatos y todas las agrupaciones que entretejen nuestra sociedad.

Este es un llamado a todos los peruanos, los más de 31 millones de hombres y mujeres de cara al Bicentenario, no podemos dejar que se nos pase el tren de la historia.

Retomemos la frase de Hamlet, de Shakespeare, del Jesús de la Biblia para confrontarnos con total honestidad y planificar cómo queremos ser en el futuro, pero esta vez con una pregunta muy parecida y más criolla que nos haga retornar a la Verdad: ¿Eres o te haces? Finalmente ¿That is the question?

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