¡REVALÚE, PRESIDENTE!

La realidad nos dicta que la campaña terminó. Pedro Castillo ha juramentado ante la representación nacional como presidente de la República y los poderes del Estado, así como las demás autoridades nacionales, lo han reconocido como primer mandatario de la nación. Este hecho real, debe estar al margen de nuestros gustos y disgustos, pues si tanto hablamos de un Estado democrático, constitucional y de derecho, debemos acatar el marco constitucional y, por lo tanto, trabajar todos por un objetivo común.

Seguramente, la política dará otra interpretación y otra mirada a los hechos acontecidos, pero el gran pueblo peruano debe estar vigilante a las acciones del Ejecutivo y del Legislativo, para aprobar o cuestionar posibles decisiones acertadas o ilegales de uno u otro poder del Estado, en la medida que, el país ya no está en condiciones de soportar más “políticas”, cuando muchas veces pueden ser lobbies e intereses partidarios.

Lo dicho líneas arriba no es un cheque en blanco, simplemente es un análisis real y frío de las circunstancias nacionales. Por ello, la primera recomendación para el Ejecutivo sería que, el único que puede revaluar el gabinete de ministros estructurado, es el presidente de la República y considero que haría bien en hacer importantes ajustes en cuanto a las cabezas de cada portafolio ministerial; sería un importante gesto democrático y político, que permitiría lograr el equilibrio nacional que tanto anhela todo primer mandatario de un país y no exponerse a cuestionamientos desde el poder legislativo, más aún si nos encontramos frente a la realidad que este último poder del Estado tiene que otorgar el voto de confianza, o no, que permita la gobernabilidad de nuestro país bicentenario.

El poder legislativo, por su parte, deberá estar a la altura de las circunstancias en el caso de una revaluación del gabinete ministerial, sin entrar al terreno de una política revanchista como la que practicaron los Congresos anteriores, que, dicho sea de paso, no dieron ningún resultado pues simplemente, generaron el resquebrajamiento de las instituciones, de la gobernabilidad y de la economía nacional.

Finalmente, equilibrio y prudencia es lo que se requiere del Ejecutivo y del Legislativo a favor del pueblo; ambos poderes deberán ser consecuentes con sus discursos a favor de los más humildes y trabajar únicamente en beneficio de aquellos.

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