Las fiestas de fin de año son siempre ocasión para expresar nuestros mejores votos e intenciones para el año venidero. Todos los peruanos esperamos poder realizar una evaluación de los últimos acontecimientos, esperando que no se perturbe la paz social que tanto le costó alcanzar a todo el pueblo peruano.

Es evidente que el balance del año 2022 no es positivo. Ha sido un año vergonzoso para la clase gobernante y sumamente convulsionado en lo político, social y moral. No es necesario ser profeta para prever que todo el pueblo peruano se pregunta ¿Hacia dónde iremos cómo país en el año 2023? ¿Qué rumbo político tomará nuestra nación en un año que posiblemente será preelectoral? ¿Estaremos colmados de pseudolíderes que pretenderán seguir engañando al pueblo y aprovechándose de las necesidades de millones de peruanos que no sienten la presencia del Estado y que demandan acción de sus autoridades? ¿Continuaremos siendo conducidos como títeres por intereses internos producto de la corrupción y de líderes que buscan implantar en el Perú ideas trasnochadas? ¿Continuará la injerencia de políticos extranjeros en los asuntos internos de nuestro país?

Definitivamente, el 2023 no nos trae buenos augurios. Seguiremos siendo testigos de los acontecimientos a los que ya estamos acostumbrados tales como, alguno que otro cambio en el gabinete ministerial, confrontaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, libertad para los que tienen prisión preventiva, debates y discursos para las reformas políticas que nunca llegan, más discursos anticorrupción, mayor inseguridad ciudadana, más dificultades económicas en los diversos sectores productivos y de servicios en el país y algún escándalo mediático o “destape” que remecerá el año preelectoral, si es que el Congreso aprueba, en segunda legislatura, el adelanto de elecciones generales para el 2024.

¿Qué tiene que suceder en nuestro gran país para que esto cambie?: Necesitamos a un verdadero líder que no tenga miedo de conducir a esta gran nación peruana como un gran planificador, con justicia social y con visión de verdadero crecimiento. Se necesita a un verdadero político preparado intelectualmente para comprender la realidad nacional y poder gobernar para todos los peruanos, sin distinción.

El pueblo peruano está cansado de los políticos improvisados, de una clase política sin formación intelectual, sin preparación que solo busca gobernar para sus propios intereses y de políticos que responden a los grandes lobbies y a intereses que no van a conducir al Perú hacia un destino de crecimiento.

Solo nos queda mantener la esperanza para que la razón y la unidad entre los peruanos sea un instrumento para exigir una mejor clase política. La desunión y la violencia nos pueden llevar a la debacle. Solo nos queda rezar para que el Perú retome su rumbo. ¡Feliz año 2023! Hasta la próxima semana.

(*) Abogado

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