Si bien es cierto, el consumo personal en no más de 8 gramos de posesión de marihuana no está penado como delito, hay que tener mucho cuidado cuando quien lo consume y lo declara abiertamente es un personaje expuesto políticamente, con una función superior y de responsabilidad nacional como es la de legislar en beneficio de todos los peruanos.

No voy a ingresar a opinar sobre lo ético y lo moral porque se supone que eso queda en el fuero interno de cada persona, en la medida que se encuentran en su derecho a la plena libertad de sus decisiones y su libre albedrío, sin embargo, sí me detengo a analizar situaciones prácticas y objetivas como las siguientes: Alguien que declara el consumo de marihuana desde hace veinte años ¿podría encontrarse en un estado de salud normal física, psicológica y emocionalmente?; me pregunto: ¿un marihuanero desde hace veinte años, habitual, en el momento de elaborar sus proyectos o sus leyes, probablemente bajo la ingesta de marihuana, podrá contar con la lucidez suficiente y la tranquilidad emocional para el desempeño de su trabajo?; si hubiera trabajo presencial en el Congreso de la República ¿Se podría controlar que un legislador ingrese al hemiciclo bajo los efectos de la marihuana? ¿Y si es detectado ingresando con marihuana al Congreso de la República, alguien se tomaría el trabajo de pesarla para saber si no excede los 8 gramos? Asimismo, cabe otra pregunta ¿Nos podría decir el legislador a qué microcomercializador le compra la marihuana y cuánto le cuesta? De pronto, si el legislador informase todo esto, podría ayudar a la policía a descubrir una red de comercializadores sustancias prohibidas, más aún si en todos los medios de comunicación nos dicen que la política no solamente son fondos sino también gestos, actitudes, como cuando se cuestiona a un congresista ebrio, a un congresista infiel o a un congresista que hizo algo políticamente incorrecto.

El fondo de toda esta situación, aquí hay que ser muy claros, es que hay algunas tendencias políticas que desde hace muchos años pretenden incorporar en el Perú, la legalización de ciertas sustancias de drogas y que su consumo sea permitido abiertamente; son ideologías supuestamente de “avanzada”, dicen que son modernas y evolucionadas, jajaja.

Finalmente, como dirían los “opinólogos” la política es de gestos, por lo tanto, tengamos mucho cuidado y creo que, en todo caso, lo interesante sería que un legislador de la patria transmita por ejemplo deporte para la juventud y otros valores políticamente correctos y no complicarse la vida con declaraciones que lindan con la irresponsabilidad casi de un adolescente. Hasta la próxima semana.

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