Totalmente maquillada se presenta la propuesta del candidato Castillo para la segunda vuelta electoral del próximo 6 de junio, en una clara estrategia mediática para suavizar todas expresiones antidemocráticas que generaron tremenda incertidumbre en el pueblo peruano; convirtiéndose en una burla para el país entero cuando gritaba, por todas las plazas, el control sobre los medios de comunicación o la expulsión de algunos organismos internacionales como USAID, el cierre del Tribunal Constitucional e inclusive la disolución de la Defensoría del Pueblo y, mucho más aún cuando amenazaba con la expropiación de bienes y la nacionalización de actividades económicas.

Ahora resulta que no es comunista, que no es izquierdista, que es un demócrata; lo cierto es que, utilizando un maquillaje político, camaleónico, porfiando su propia esencia y negando a su socio político, denota una conducta bastante extraña, con posiciones muy antojadizas que, claramente, nos pueden dar un indicador de cómo sería mañana más tarde si tiene el poder total en el país. Esto es muy peligroso y debe ser tomado en cuenta por todos los electores.

Sin perjuicio del maquillaje que se viene utilizando en la campaña del candidato Castillo, hay arrugas que no podrá cubrir y que son el más grande pasivo de esta candidatura: me refiero a su vinculación con personajes del Movadef, situación que no ha podido superar en la medida que, en vez de marcar una distancia absoluta y deslindar con estos personajes, hasta los ha llegado a defender. Esta es una factura que el candidato tendrá que pagar en la segunda vuelta electoral puesto que, poco a poco, propios y extraños a Castillo, se han dado cuenta que el famoso “terruqueo” era real y mucho más aún, ha generado la decepción de sus propios seguidores por defender estas posiciones e incluso a través del mismo Vladmir Cerrón, dueño del partido en el cual participa el candidato Castillo.

Finalmente, esto no quiere decir que yo sea un fujimorista, simplemente no queda otra opción para el país, que votar por la candidatura que no amenace con el quiebre del orden constitucional. Hasta la próxima semana.

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