Como lo dije en anteriores columnas, la estrategia de sabotaje contra la democracia en nuestra nación está más que clara; los enemigos del Estado nacional y de la historia de nuestro gran país han emprendido un ataque furibundo. No cabe la menor duda que los ataques y atentados contra la propiedad privada, contra los edificios de las entidades públicas, los bloqueos de carreteras, no responden a una simple protesta reinvindicativa de derechos y clamores sociales; esto responde a una lucha política sistemática y articulada de ciertos sectores de la izquierda, con el respaldo de un grupo de políticos y parlamentarios activistas, que le siguen el juego a todo un plan estratégico con alto contenido de violencia, para minar nuestra democracia e instaurar en el Perú un régimen comunista opresor, a partir de la renuncia de la actual presidenta, el impulso de una Asamblea Constituyente y la modificación de la Constitución Política de 1993 para ajustarla a los intereses de la izquierda recalcitrante.

Todo este ideario político se ejecuta camuflándose en reclamos sociales que aparentemente tienen fundamento; porque todos los peruanos queremos combatir la corrupción, todos luchamos contra la pobreza, todos queremos un poder legislativo que permita al gobierno dirigir las políticas nacionales, todos queremos un poder judicial saneado; sin embargo, detrás de estas supuestas causas legítimas existen “petardistas políticos”, de antaño y de hoy, que están generando una zozobra descomunal en el peruano de a pie. No podemos seguir siendo ingenuos y no podemos ser parte de este plan, que está aprovechándose de las necesidades del pueblo para aplicar su lucha política y tomar el poder. Aparentemente, el pueblo peruano está despertando y dándose cuenta que estas ideas trasnochadas y que esta violencia no conduce a nada positivo para el crecimiento ni para el futuro del país. Muchos gremios empresariales, comerciales y ciudadanos trabajadores del sur de nuestro país se han mostrado en contra de estas medidas y le han dicho ¡No! a los planes de la izquierda del Movadef y de los políticos que ya todos tenemos identificados.

Se avecinan meses muy complejos, con una posible agudización de la crisis si no se adoptan medidas urgentes. Necesitamos un Congreso fuerte, que no tenga pronunciamientos pusilánimes y que anteponga los intereses del Perú por encima de todo. Se necesita restaurar el principio de autoridad que está resquebrajado en nuestro país, en todo orden de cosas; se necesita fortalecer la institucionalidad y evitar que el caos cunda en calles y plazas. Caso contrario, estaremos en peligro de llegar a una situación de anarquía, que cada vez parece estar más cerca.

Por otro lado, es preciso corregir de manera inmediata la grave crisis insti- tucional por la que atraviesa nuestra Policía Nacional, fortaleciéndola y haciendo prevalecer el principio de autoridad. El policía que reprime no es asesino; el uso de la fuerza está autorizado y respaldado por la Constitución. No permitamos que se distorsione la imagen policial, para dar pase libre a vándalos que atentan contra la vida y la integridad física de policías, periodistas y ciudadanos en general. Mucho cuidado con el enemigo. Ha llegado el momento, en que, el ciudadano peruano identifique quiénes están detrás de este traidor sabotaje contra la estabilidad de nuestro país y que le dé la espalda al terror. Hasta la próxima semana.

(*) Abogado

[email protected]

NOTICIAS A TU TELÉFONO

Únete al grupo abierto en Telegram de EXPRESO y EXTRA para recibir las noticias más importantes del día. Usted, sus familiares y amigos pueden sumarse a esta comunidad, a través del siguiente ENLACE.

Suscríbete a nuestra versión digital AQUÍ–

Sigue al Diario Extra en sus redes sociales de Facebook, Twitter e Instagram.