LAMENTOS EN LAS AFUERAS DEL CEMENTERIO DE PUCUSANA

Por: Vladimir Rendón (colaborador)

“No es broma”, nos dice un reducido grupo de recicladores cuando nos cuenta haber escuchado conversaciones de pequeños en las afueras del Cementerio Municipal de Pucusana, balneario limeño ubicado en el kilómetro 58 de la carretera Panamericana Sur.

En este lugar, dedicado a la pesca y al turismo de verano, en el transcurso de la pandemia fueron enterrados más de 42 personas que perdieron la vida por el Covid-19, incluyendo al exalcalde Víctor Eloy Espinoza, el primero de marzo de este año (2021).

Pero, ¿qué hay más allá de las tumbas y mausoleos en el pequeño campo santo que solo se abre para dar cristiana sepultura a quienes dejan el mundo terrenal?

Alrededor del Cementerio Municipal de Pucusana hay un lugar descampado que hoy es el equivalente a un basural donde habitan personas dedicadas al chatarrero y recojo de desperdicios.

Uno de ellos asegura que durante las horas de su labor sea de día o en horas de la tarde escuchan personas conversando desde el interior del cementerio, pero al tratar se ver algo entre las rejas, solo sopla el viento y las flores son arrastradas de tumba en tumba como si los pétalos de las rosas llevaran mensajes.

De esta forma nos encontramos con Rosa, una persona dedicada al diseño de lápidas quien nos dice que el trabajo ha disminuido desde marzo del 2020 en que el expresidente Martín Vizcarra decretará el Estado de Emergencia.

Pero aún así hubo muertes que atender y personas que encargaban el diseño de las lápidas con una enmienda a Dios pues, según le contaban, las personas enterradas dejaron muchas tareas por realizar en vida.

Cabe señalar que los últimos cadáveres llegados al Cementerio Municipal de Pucusana eran en su mayoría pescadores que no podían dejar de trabajar.

Las voces que se escuchan desde fuera del cementerio, nos cuenta Rosa, refieren a personas que hablan de salir al mar en busca del pescado para sobrevivir, pero no es todo lo que hay al interior ya que en los últimos meses se han logrado introducir (saltando las paredes) brujos o chamanes con personas de avanzada edad que se someten a rituales extraños, en los cuales usan cuchillos, brebajes espumosos y velas negras con raras invocaciones a personas que dicen amaron en años mozos.

Así el Cementerio Municipal de Pucusana, de tamaño pequeño y con un basural alrededor, parece esconder entre sus tumbas secretos que solo pueden ser descifrados por personas que cuyas artes mágicas lindan con el espiritismo.

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