¿Quién podrá salvar al Perú?

Luego de conocerse la entrega de la cuñada del presidente de la República, nuevamente se exacerbó el escenario político, judicial y social; por un lado, tenemos las cuestionables declaraciones del Premier, incitando a la violencia, por las que tendrá que rendir cuentas ante el Congreso de la República y por otro, se conoce la “pérdida” de las grabaciones de las Cámaras de Seguridad de Palacio de Gobierno; se anuncia la intempestiva renuncia del actual ministro de Defensa y se pone en jaque al expresidente Vizcarra, con la colaboración eficaz del ex ministro Hernández.

Definitivamente, como lo he sostenido en anteriores oportunidades, la actual gestión de gobierno está inundada de crasos y lamentables errores políticos y de conductas que lindan con el delito, generando en el Perú un gravísimo problema estructural como sociedad y como nación que parece no tener solución. Todo el país observa con asombro como las autoridades se “tiran la pelota”, para deslindar responsabilidades frente a tan bochornosos escenarios en los que, nuevamente, se observa todo un tinglado casi delincuencial para burlar a la justicia, mientras el Ministerio Público hace grandes esfuerzos para luchar contra la corrupción enquistada en las más altas esferas del gobierno y de su entorno más cercano.

Definitivamente, el gran problema estructural del Perú como nación, es la ausencia de un destino común, que represente al espíritu nacional. Se necesita con urgencia una nueva forma de hacer política para que el país deje de estar paralizado y de parecer caminar sin ningún rumbo fijo que nos lleve a buen puerto. El país necesita un gran plan de salvación nacional que convoque a la unidad de todos los peruanos, con participación de nuestros mejores intelectuales y profesionales, quienes serían los llamados a sacrificarse por el futuro del Perú.

El Perú no puede permitirse caer en un régimen de gobierno comunista totalitario. Se necesita con urgencia identificar las verdaderas necesidades nacionales, implementar políticas públicas de salvación con liderazgo y que se atiendan a los sectores productivos de la economía para reactivar al Perú y para dar trabajo y ofrecer oportunidades a todos los peruanos. Reforzar la educación, la salud pública, mejorar la infraestructura y en general, trazar un verdadero plan de desarrollo que acabe con el populismo y con la forma en que se ha venido trabajando en las últimas décadas.

Finalmente, todos tendremos que estar preparados para la gran reforma nacional, pero hacia nuestro destino común, conducidos con un verdadero liderazgo y con personas que estén realmente preparadas para el manejo de la problemática nacional. Hasta la próxima semana.

(*) Abogado
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