EL PERÚ EN EL CAOS
El país se ha convertido en un caos total: crisis social por la delincuencia ciudadana, crisis política por la incompetencia del actual gobierno, crisis económica por la falta de políticas que permitan la reactivación de las actividades productivas del país y en general, es un caos por la ausencia de valores y de cuadros políticos que se encuentren altamente especializados para la conducción del país, desde los diferentes poderes del Estado.
Todos quieren ser protagonistas, pero del caos, ja, ja, ja. Todo se ha convertido en noticias reveladoras de corrupción, de falta de liderazgo y se difunden audios por doquier, en los que todos los días, el país escucha perplejo, desde supuestos delitos hasta situaciones bochornosas, protagonizadas por interlocutores que suelen ser altos funcionarios de los poderes públicos, que hablan entre sí, coordinando acomodos, generando negocios, planificando complots políticos y toda una serie de situaciones que distan del trabajo político, de la moral pública y que, desde todo ángulo, generan el reproche nacional; pero pese a todo ello, no pasa nada.
Los actores políticos en el Poder Ejecutivo se mantienen incólumes e inamovibles, pese a estas situaciones que, en otros casos y en otros tiempos, hubiesen generado prisiones preventivas, censuras, pedidos de vacancia y marchas multitudinarias con el apoyo de todos los sectores de la prensa.
Por lo tanto, todo el país se pregunta ¿Qué tiene que suceder para que el estado de cosas retorne a la normalidad? La respuesta es simple: se requiere la unión de fuerzas entre la ciudadanía activa, la reacción patriótica y política del parlamento, la responsabilidad social de los medios de comunicación y la despolitización de algunos sectores del Ministerio Público y del Poder Judicial. Si estas fuerzas no se activan en un común destino, estamos condenados a esperar que pasen los años y que este gobierno acabe su mandato agudizándose la crisis, sometidos a ser gobernados por un presidente investigado como miembro de una organización criminal, junto con el partido que lo llevó al poder.
Finalmente, la reacción nacional es lo que corresponde a todos los peruanos libres, que no vivimos de la clase política ni de la política y que, comprendamos que la gran nación peruana, no es la responsable de todos estos años de caos y de desasosiego, sino que, la responsabilidad recae, única y exclusivamente, en las castas políticas que nos han gobernado. Hasta la próxima semana.
(*) Abogado
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