INFRACTOR RESPETUOSO

Ante la proximidad de las fechas bicentenarias y patrias, hoy presento en este humilde espacio dos columnas vitales del desarrollo de toda sociedad transformadas un valor fundamental en desarrollo de una Nación: EL RESPETO.

Viernes (10 a.m.) Mi estimado hermano Neto me pide recoger unos materiales por la Av. Universitaria. Nos fuimos y todo bien al regreso hasta llegar a la reja de ingreso a la casa familiar. Un auto muy pequeño estaba de retroceso y yo me aparqué al carril derecho esperando que salga. De pronto el despistado conductor da un giro sorpresivo donde orienta su parachoques posterior en dirección directa a impactar a mi “Negrito”. Toco la bocina desesperado y mi hermano lanza un grito de “¡OYE, PARA, PARA!”… hasta tuve que avanzar en diagonal pero ya fue demasiado tarde.

El auto pequeñito me logró impactar por encima de la llanta delantera. Con el choque el chofer se detuvo y su bajó. Yo también hice lo mismo pero para observar el daño. En realidad solo fue un golpecito donde quien más resultó averiado fue el distraído conductor.

Recuerdo que me dijo: “Señor, por favor, mil disculpas, iba distraído respondiendo una llamada por mi auricular y no lo escuché ni vi. Por favor le reitero mis disculpas”. Con tanta amabilidad y aceptación del error realmente me quedé asombrado, yo esperaba una energúmena reacción, pero observé que este joven conductor tenía un trato muy respetuoso.

El joven conductor se desvivía en halagos y pedidas de disculpas, tanto que me obligó a decirle: “Ya, joven, no es para tanto, el impacto no fue nada. Puede irse pero tenga cuidado para la próxima”. El joven insistió en ofrecerme disculpas y quizás una ayuda para la reparación. En realidad no me gusta aprovechar las circunstancias y menos sacar ventana de la novatez de una persona, así que no acepté ningún apoyo.

A tanta insistencia tuve que sacar la franela que porto en mi organizador y en su delante limpié la manchita roja que se había originado por el rasponcito. Una frotadita y ¡ZAZ! desapareció. “Es todo”, le dije, “asunto arreglado, puedes seguir tu viaje amigo”.

Me dio un puñito de despedida y nuevamente hacía reverencias japonesas mientras caminaba hacia su auto. Recuerdo que al perderse de vista, juntó sus manos y me seguía agradeciendo.

Mi hermano, que iba de copiloto, se quedó asombrado por mi reacción y la del joven chofer. Dijo asombrado: “Asu, o sea que todavía hay hombres educados. Cuando me chocan mi mototaxi ya hubiera golpe y reventada de nariz”. (Risas)… sigo en la vía.

¡Felices Fiestas Patrias! A todos los que forjan una patria nueva con optimismo y confianza en que juntos saldremos adelante. Dios y la Virgen les siga cuidado.