HACIA LA SALVACIÓN NACIONAL
Definitivamente, la actual gestión de gobierno está inundada de crasos y lamentables errores políticos, que ya son el pan de cada día. La reaparición en público de Cerrón y su anuncio sobre una Asamblea Constituyente, ha causado pánico y zozobra, que se refleja en el alza del dólar a más de S/.3.82 Soles, cuando ya la moneda norteamericana parecía encontrar cierta estabilidad; mientras tanto, las protestas sociales no cesan, ahora le tocó el turno a Las Bambas, que tras los enfrentamientos ocurridos con la policía, peligra su continuidad, con las consecuencias económicas y sociales que nos podemos imaginar.
El gran problema estructural del Perú como nación, es la ausencia de un destino común, que representa al espíritu nacional. Se necesita con urgencia una nueva forma de hacer política para que el país deje de estar paralizado y de parecer caminar sin ningún rumbo fijo que nos lleve a buen puerto. El país necesita un gran plan de salvación nacional que convoque a la unidad de todos los peruanos, con participación de nuestros mejores intelectuales y profesionales, quienes serían los llamados a sacrificarse por el futuro del Perú.
Mientras tanto, si el Perú no es conducido bajo un gran plan de salvación nacional, como los que aplicaron importantes potencias en épocas de crisis (Japón y Alemania luego de la segunda guerra mundial o Estados Unidos después del crack de 1929, por citar algunos casos emblemáticos), el país no podrá salir de la grave crisis de corrupción y de falta de capacidad para gobernar que nos afecta a todos y que pone en juego el futuro del Perú.
El Perú no puede caer en un régimen de un gobierno comunista totalitario. No se pueden tomar decisiones sin convocar a los mejores pensadores y profesionales del país. Es necesario identificar las verdaderas necesidades nacionales, implementar políticas públicas de salvación con liderazgo y que se atiendan a los sectores productivos de la economía para reactivar al Perú y para dar trabajo y ofrecer oportunidades a todos los peruanos. Reforzar la educación, la salud pública, mejorar la infraestructura y en general, trazar un verdadero plan de desarrollo que acabe con el populismo y con la forma en que se ha venido trabajando en las últimas décadas.
Finalmente, todos tendremos que estar preparados para la gran reforma nacional, pero hacia nuestro destino común, conducidos con un verdadero liderazgo y con personas que estén realmente preparadas para el manejo de la problemática nacional. Hasta la próxima semana.
(*)Abogado [email protected]
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