¿FELIZ 2022?

El título de esta columna es lo que nos preguntamos todos los peruanos, en pleno proceso de desaceleración económica del país, en pleno caos de la seguridad ciudadana, en un claro y franco escenario de corrupción en los más altos niveles de gobierno, en una incompetencia política en algunos partidos del parlamento nacional, en una crisis laboral manifiesta, incremento en los contagios por la pandemia sanitaria y, en general, en un caos nacional, la incertidumbre para el 2022 no deja de preocupar profundamente a los hogares peruanos.

Todos los días, el país entero se pregunta ¿qué tiene que ocurrir para que esta crisis se detenga y cambie el estado de cosas a un orden, a una transparencia política, a una estabilidad económica, que permita ejercer nuestro derecho a vivir en un país verdaderamente democrático, con seguridades para las inversiones?

Todos los días nos preguntamos ¿qué le ocurrió al Perú? Sin embargo, no queremos aceptar que la respuesta es simple, todo esto se debe a una vil manipulación de cierto sector de la clase política, que engañó a un país entero y que movió la psicología de la profunda decepción poblacional, harta de la clase política y que pensó que el discursillo por los “pobres” era de propiedad del marxismo, encabezado por Perú Libre y su candidato Pedro Castillo.

Muchos dicen que la población tiene la culpa, yo digo que no. La población es la víctima de la engañifa de la política. La población es la víctima de los que hacen negocio con la política. La población no tiene por qué conocer, con exactitud, el ardid de la política cuando es mal empleada, sin dejar de reconocer que, si fuéramos un pueblo instruido, podríamos haber instruido el engaño político, que nos vienen vendiendo durante muchísimos años, no solo la izquierda, sino también la izquierda progresista y la derecha, que también tiene gran responsabilidad en toda esta profunda calamidad que atraviesa el peruano.

La respuesta a las preguntas que todos nos hacemos está al frente de nosotros, pues simplemente se resume en que la responsabilidad de todo este caos, la tienen ciertos grupos políticos que generaron la gran frustración nacional y que, en su punto máximo de desesperación, el pueblo fue víctima y una vez más, se le llenó de esperanzas.

Todo pueblo es noble, mientras sea conducido por un gobierno de iguales condiciones. Todo pueblo bien conducido es obediente ante las políticas sabias, justas, transparentes, pero lamentablemente, el pueblo se levanta, se desordena, cuando observa que sus gobernantes son un grupo de oportunistas, de figuretis o, simplemente, cuando observa que son un remedo empírico de políticos.
Finalmente, le deseo solo al pueblo peruano, un feliz año 2022 y mi repudio absoluto a los políticos que históricamente destruyeron al país. Hasta la próxima semana.

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