ENCRUCIJADA POLÍTICA PARA EL PERÚ

Los resultados de las elecciones del 11 de abril han polarizado más aún la sensación política entre los peruanos, ante el inesperado triunfo de Pedro Castillo, que representa una reinvidicación popular de una izquierda radical, frente a Keiko Fujimori, vinculada a grupos de poder empresariales, que apuestan por una economía liberal, asociada a una derecha conservadora.

Los peruanos nos encontramos en una encrucijada política al momento de evaluar a quién encargar la máxima representación presidencial de la República, por cuanto ambos personajes son potencialmente antagónicos, ambos con críticas y cuestionamientos válidos que les generan pasivos políticos, que agudizan la discusión para las preferencias.

Por un lado, tenemos al profesor Castillo, a quien se le atribuye políticas económicas desfasadas y vinculaciones con el Movadef, quienes son claros representantes de la facción política de Sendero Luminoso y por otro lado, a la señora Fujimori, investigada por lavado de activos y con el pasivo histórico del gobierno de su padre, en el cual ella fue primera dama y, adicionalmente, el pésimo manejo congresal que tuvo su bancada que desencadenó en enfrentamientos políticos con el Ejecutivo del presidente Kuczynski para que, posteriormente, el corrupto del expresidente Vizcarra, decidiera disolver el Congreso.

Ahora bien, lo importante es identificar cuál de los dos personajes políticos podría estar en el nivel idóneo para sacar al país de la profunda crisis política, social y económica que atraviesa el país; tarea nada fácil mientras la pandemia siga presente no solo en el Perú sino en la comunidad internacional, motivo por el cual, habrá que dejar las pasiones contra uno u otro candidato, efectuar un análisis objetivo y remitirnos a sus planes de gobierno, pues sólo así podríamos advertir cuál de los dos ofrece las alternativas más idóneas para lograr soluciones inteligentes, sin agudizar más aún la crisis que atravesamos.

La prudencia en las decisiones políticas y el equilibrio estratégico es lo que requiere el nuevo gobierno; la inteligencia emocional del personaje político será fundamental, acompañado de una inteligencia humana, pues solo de esta manera, todos los peruanos podríamos tener una expectativa importante de que, a corto o mediano plazo, podríamos superar este grave escenario histórico que estamos viviendo.

Es un momento trascendental para nuestra historia republicana, por cuanto estamos en el bicentenario de nuestra independencia como país; por lo tanto, practiquemos un análisis que supere los gustos individuales, pues esto va mucho más allá de ese tipo de análisis.

En base a gustos de popularidad y de simpatía nos hemos equivocado continuamente como electores. Por ello, mucha serenidad y la exhortación a la calma de las emociones, puesto que está en juego el desarrollo político, económico y social del país. Hasta la próxima semana.

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