Reportero hasta el tuétano

Reportero hasta el tuétano

En ocasiones que suceden accidentes en la vía, los testigos no quieren hacerse responsables por los compromisos que se asumen y el tiempo que se invierte en las diligencias, pero esta vez no pude sustraerme de lo que consideré un abuso.

Sábado 3.00 p. m. Circulaba con rumbo a la Av. Escardó por la Av. Parque de las Leyendas y, al llegar a la altura del colegio Claretiano, fui testigo de un accidente. Un camión de mudanza estaba con dificultades para girar. Cuando de pronto el chofer embiste a un auto estacionado a la derecha de la pista. Sonó fuerte y vaya que sí le pegó.

El camión había impactado en la zona lateral de un moderno vehículo. Era evidente el rayón y golpe que le había propinado. En ese momento se asoma una vendedora de dulces y dice que el dueño del auto es un padre de familia del colegio que estaba dentro del plantel por una actividad deportiva.

No pude con mi genio y le dije que pasara la voz al afectado, pero fue en vano, la vendedora no se movió. Felizmente en la zona posterior donde me encontraba había una camioneta de Serenazgo y bajaron dos efectivos a ver el incidente. El chofer del camión de mudanza volvió a girar y terminó de arañar al auto que ya estaba afectado. Era evidente la impericia de ese chofer que se demoró como 5 minutos para completar el giro. Los serenos estaban muy complacientes con el autor del destrozo del pobre auto aparcado al costado de la pista.

A tanto avance y retroceso logró salir del paso, pero el sereno le dijo que estacionara a un costado. Se quedaron conversando muy amenamente hasta que les pude tomar una foto. Como mi auto tiene un inmenso cartel de PRENSA, eso al parecer intimidó al sereno, que se puso serio al ver que le estaba tomando la instantánea.

Yo sabía que iba a llegar tarde a mi trabajo, pero no lo pensé dos veces y me fui rápido a la puerta principal del colegio. Cuadré como pude y me bajé a hablar con el vigilante, dándole esta indicación: “Amigo, acaban de golpear a un auto que dice la vendedora es de un padre de familia de este colegio. Perifonea por favor. El culpable está detenido en la esquina pero temo que se vaya”.

El diligente vigilante fue corriendo a pasar la voz a los padres de familia. Eso me calmó un poco y fui a mi “Negrito” para seguir rumbo a mi trabajo. Noté que un padre de familia en ropa deportiva salió corriendo, quizás él era el afectado. Tenía que irme a mi trabajo y ahora que escribo esta columna, mi jefe sabrá el motivo de mi tardanza. Caballero nomás, reportero es reportero… Sigo en la vía.

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