NADA GRACIOSO

En el DÍA DE LA AMISTAD un afectuoso saludo a todos mis y a los apasionados seguidores del ángel alado flechador, pues, pasen un espectacular día.

Viernes (11.30 a.m.) En medio de un día bastante caluroso veo que a 10 metros de mi posición había una moto con un cargamento bastante inusual.

En la moto iban dos personas, el conductor y un pasajero maquillado y vestido de payasito cargando una notoria bolsa sobre sus hombros. Mismo atlas. Imagino que dentro iban sus implementos de trabajo.

La bolsa era bastante grande lo cual lo hacía bastante peligrosa movilizarla en un vehículo menor.. Cada vez que el conductor cogía velocidad el pobre payasito hacía malabares para mantener su carga, pues la bolsa flameaba y hacía más penoso el trayecto.

Metros más adelante paso lo que se suponía tenía que suceder… En un óvalo no bajó la velocidad el conductor y el bolso salió literalmente volando. Gracias a Dios se fue contra el suelo y no contra otro conductor.

Lógicamente el payasito gritaba al conductor que pare para ir a recoger su carga, pero al parecer el conductor no reaccionó.

Un auto que iba detrás no pudo frenar a tiempo y pasó por encima de la bolsa. Allí noté que, en efecto, lo que había en la bolsa era un vestuario y objetos de plástico para sus juegos, a juzgar por el chasquido que se originó al pasarle las llantas por encima.

El payasito hizo gestos de tristeza, recogió su bolsa y empezó a increpar al chofer que pasó por encima de su cargamento. Se armó un pugilato de esos que terminaron insultándose en medio de la pista. El payasito sostenía que debió ver por dónde transitaba y el chofer del auto le decía a punta de lisuras, que cómo va a ser tan irresponsable de llevar esa carga en moto.

Alcancé a escuchar una frase contundente: “Si vas a llevar carga, no la lleves en moto pues, paga tu taxi. ¡Payaso!” (Risas)

Al pasar por esta escena solo distinguí a un payasito muy disgustado viendo todo lo que se había roto dentro de la bolsa. Sacaba aros de madera partidos en dos y los tiró a la calle. El joven Toni estaba bastante molesto y a cada rato lo expresaba jalándose los cabellos y avanzando hacia el conductor que ocasionó todo esto gritándole: “Mira mis cositas. Todas rotas. Eres malo, malo”.

El chofer estaba llamando por celular a alguien y ni caso le hacía.

Imagino que se pondrían de acuerdo o no sé en qué acabó esta historia de porque cada quién sostenía tener la razón.

Desde mi punto de vista el problema lo originó el payasito que en su afán de ahorrarse unos soles tomó la decisión equivocada. Perdió el show y sus materiales de trabajo. Una pena.

Hay veces en esta vida que no invertimos bien el dinero. Lo primero, estimados amigos, es proteger nuestra herramienta de trabajo que, finalmente, es lo que nos da el sustento diario… Sigo en la vía.

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