COLEGAS SOLIDIARIOS

COLEGAS SOLIDIARIOS

Las bendiciones a veces no siempre llegan de los sacerdotes en las misas, también vienen de las acciones cotidianas cuando actúas de buena fe. A continuación una experiencia inolvidable.

Jueves (11.00 a.m.) Luego de muchas lunas vuelvo a transportar personas en mi “Negrito” y esta vez me pidieron un servicio para el Centro de Lima. Era una joven madre con un pequeñín que me hizo recordar a mi nietecito.

Era una ternura ver al chiquitín ataviado con un overol bastante colorido y un sombrerito que quienes frisan los 45 años recordarán la serie La Isla de Guilligan. El sombrerito se notaba que era de tela y bien elaborado.

Todo iba bien hasta que en un momento el pequeño se pone de pie y saca su cabecita aprovechando que la luna estaba baja. El aire hizo volar su sombrerito para malestar de su madre que lo tenía cogido del brazo.

¡Uy, su sombrerito!, solo atiné a escuchar a la madre que veía como se iba rodando aquel gorrito. Por mi retrovisor lateral vi que ya estaba lejos pero que aún se conservaba en medio del carril.

Le indiqué que podía parar para recogerlo y escuché un sonoro: “No se preocupe, Señor es un gorro. No vale la pena “, pero ví el rostro del pequeñín cogido de su cabecita quizás extrañando lo que acababa de perder. Me conmovió.

En ese momento decido cuadrar a mi “Negrito” a la derecha, puse freno de mano y salí a buscar el dichoso sombrerito. Voy trotando y lo encuentro en medio de dos filas de autos. Me gustó que varios colegas me indicaban con sus brazos dónde estaba el gorrito. Nadie le pasó la llanta por encima, así que el sombrero estaba intacto. ¡Gracias a Dios y a los colegas!

Retorno a mi “Negrito” con el famoso sombrero y le entregó a su mamá. ¡Gracias, Señor, muchas gracias! fue la escueta respuesta.

El nene aplaudía mi gesto y yo me sentí recompensando con esa linda sonrisa. Bueno, arranco el “Negrito” y giro a mi izquierda para incorporarme de nuevo a la pista, cuando noto que un heladero venía por allí y al ver mi salida, frenó en seco. Decido retroceder y darle pase libre indicándole con mi mano que avance. Este gesto fue observado por un colega que tenía la preferencia de pase y se detuvo indicándome que yo tome la pista. Le di un LIKE manual por ese gesto.

Sin duda fueron minutos de acciones solidarias de ida y vuelta que hacen renacer la esperanza de que este Perú tiene muchísimos compatriotas nobles, esforzados y corajudos… inspiré profundamente dando gracias a Dios por esta experiencia… Sigo en la vía.

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