ASÍ SE PIERDEN CLIENTES (2)

Un enorme aludo a la promoción 82 del colegio Gran Amauta, fieles seguidores a esta columna y conocedores del balompié… aunque no muy efectivos, pero muy aguerridos. (Jajaja).

EMPALME CON LA HISTORIA ANTERIOR: Nos quedamos en el momento que encontré al técnico comiendo cebiche y tomando su “helena” cuando se supone ya había arreglado una avería en mi “Negrito”. Encima, me devolvió la llave y me dijo textualmente: “NO LO VOY A HACER”, privilegiando su cerveza y cebiche.

Como supondrán, estimados amigos, esta respuesta colmó mi paciencia por lo chocante que fue … y como yo también tengo lo mío nos enfrascamos en un pugilato verbal de ligas mayores. Una vez pasado este pésimo momento salí no entendiendo razones a llevarme a mi “Negrito” pensando en la forma tonta como algunos técnicos pierden así sus clientes.

Pasaron tres días de aquel incidente y me voy a tres cuadras de aquél lugar a que me pinten una zona menor de mi auto. Hice trato con el pintor y todo bien, hasta que veo cruzarse al malcriado técnico que me falló en la compostura por preferir el licor y comida de un cliente.

Se acercó, saludó y pidió disculpas por el incidente. Me manifestó que deseaba concluir con el trabajo pendiente y mi respuesta fue que “NO”, porque cuando a mí me fallan una vez es para siempre. Fue tanta su insistencia que me dio amplias facilidades, incluso de venir al lugar donde están pintando mi auto y hacerlo allí mismo.

Sus ruegos conmovieron mi corazón, porque incluso me ofreció una rebaja en el costo pero a igual calidad. Yo, ante tanta insistencia y ruegos, le dije: “¿Y ahora a qué se debe que te has tirado prácticamente al suelo para arreglar mi auto?”.

“Le voy a confesar” –me dijo- “Desde ese día que lo traté mal, las cosas me han salido mal” todos los trabajos que tenía en cola me han cancelado. Al parecer el que atendía en la cebichería ha corrido la voz que soy un irresponsable y me ha tumbado mis chambitas”, finalizó. “Ah, caray, así está la cosa”, le respondí rascándome la cabeza.

“Bueno, mira, hagamos algo” –le propuse- “el lunes te traigo mi auto y será la segunda y última oportunidad… pero esta vez cumple sino ya fuiste”. No se preocupe esta vez no le fallaré, aprendí la lección y tenga la seguridad que le haré un buen trabajo.

“Ok, que así sea”. Nos chocamos el puño y acabó la conversación. P.D. Como ya no puedo hacer una tercera columna para el próximo lunes les pondré como encabezado el resultado de esta historia que trae consigo un mensaje muy aleccionador… Sigo en la vía.

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