A LA ANTIGUA

Para redactar plácidamente esta columna con sabor setentero puse como marco musical la cumbia instrumental “La Danza del mono” de Los Orientales de Paramonga, una joya del repertorio tropical peruano. Un saludo a todos mis seguidores de base 6 y 7… ellos comprenderán nítidamente las líneas que vienen a continuación.

Martes (06.30 a.m.) Todas las mañanas acostumbro limpiar mi “Negrito”. Lo mimo porque me sirve en mil aventuras, parafraseando a Oscar de León: “Mi bajo y yo somos uno” yo diría: “Mi Negrito y yo somos uno”, bueno pasemos a la anécdota.

Un día antes de este recordaris un pasajero que iba en el asiento posterior me dijo: “Mister, usted es de la forma de conducir antigua, no? Le pregunté: “¿A qué se debe su pregunta, señor?” “Por la forma de hacer las señas, pues”, me respondió. Desde ese momento me puse a pensar que en efecto tenía mucha razón el caballero.

Reconozco que soy de la escuela de manejo antigua, heredada de mi padre Cleofás y mi abuelito Nolberto quienes me enseñaron a conducir cuando frisaba los 21 años de edad y obtuve mi primer Toyota Carib 4×4. Recuerdo que siempre me daba consejos para manejar: “Hijo, detrás de una pelota viene viene corriendo un niño”, “En cada esquina toca aunque sea bajito, el claxon, nadie sabe en qué momento se te cruza un energúmeno”, etc. etc. Todos esos tips del patriarca de los Barzola me ayudan hasta ahora.

En mi vasta experiencia en el manejo he sido testigo de innumerables choques, vueltas de campana de colegas, felizmente de consecuencias aparatosas pero no mortales. Sé que muchos sonreirán, pero soy de los que al doblar saco la mano. Sí pues, lo confieso. No puedo evitar sacar la mano para todo. Al parar indicó con la mano hacia abajo, al girar a la derecha saco la mano y la doblo, etc.

No puedo evitar hacer esto porque considero que es la forma más segura de que el chofer que viene detrás se entere qué es lo que voy a realizar. Mi lógica es simple: En un día de sol esplendoroso ¿cómo van a ver mi direccional? Por usar solo las luces he visto choques, desde allí me aseguro utilizando mi mano izquierda para dar indicaciones de giro.

Ni qué decir al momento de retroceder, todos los coleguitas me dicen que use solo espejos retrovisores, pero no me acostumbro, siempre pongo mi codo derecho sobre la cubierta superior del copiloto y me guío de la mirada hacia atrás: soy de la escuela antigua y me va bien.

No registro choque alguno en mis 36 años de experiencia al volante y si esta técnica añeja me sirve no encuentro razones para arriesgarme en usar luces durante un día soleado… Sigo en la vía.

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