PATRIARCAS, LOS DE ANTES

El 24 de abril de 1985 el jurista Domingo García Rada, presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), fue víctima de los terroristas de Sendero Luminoso, quienes pretendían con este atentado socavar la institucionalidad del sufragio, pensando que la brutalidad de las balas podía perforar el espíritu del Derecho. Como la democracia, García Rada sobrevivió al ataque terrorista.

Era las 8:30 a.m. cuando el auto de García Rada fue interceptado por tres carros, con ocho subversivos, entre ellos una mujer dispararon con sus metralletas y lanzaron un petardo de dinamita contra el auto del magistrado. García Rada se dirigía desde su domicilio hacia su despacho para coordinar los detalles de la segunda vuelta electoral. El ilustre abogado recibió un proyectil y cinco esquirlas de bala en la cabeza. Su chofer, Segundo Navarro Silva, falleció.

“Los enemigos del Perú lo han hecho blanco de su odio para tratar de frenar el proceso electoral de cualquier forma”, expresó el presidente, Fernando Belaunde Terry, quien llegó al Hospital de las Fuerzas Policiales para averiguar el estado de salud del magistrado.

Al doctor García Rada se le practicó una intervención que duró cuatro horas, el reconocido neurocirujano Esteban Rocca, quien formó parte del equipo que realizó la operación, indicó que “Practicamos una craneotomía con resección de las partes lesionadas en la región fronto-orbitaria”, detalló.

Al día siguiente su hijo Víctor Andrés no pudo contener las lágrimas al ver que su padre había vuelto en sí y había podido reconocerlo.

Por esos días la vida política nacional pasaba por un trance particular. Terminada la primera vuelta electoral ninguno de los dos candidatos que obtuvieron mayor votación alcanzaron a sobrepasar la mitad del total de sufragios, por lo que tenía que realizarse una segunda vuelta, entre Alan García Pérez, que obtuvo el primer lugar y Alfonso Barrantes Lingán, que recibió la segunda mayor votación.

Al día siguiente del lamentable hecho la Izquierda Unida (IU) hacía público su decisión de no participar en la segunda vuelta, quedando expedito el camino para que el candidato del Apra, Alan García Pérez, fuera proclamado presidente de la República, previa aprobación de un proyecto multipartidario que tendría que ser presentado en el Senado.

El 6 de septiembre de 1994 partió a la Eternidad un patriarca de la Democracia, sin embargo ningún representante del Jurado Nacional de Elecciones siguió su ejemplo.

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