TERCER PRINCIPIO ESPIRITUAL: VIBRACIÓN

El tercer Principio denominado «Vibración» nos recuerda que el universo entero está en movimiento, textualmente dice: «Nada reposa; todo se mueve; todo vibra». Este principio fue reconocido por el filósofo griego Heraclito de Eféso, quién es conocido por afirmar el fluir de la vida, él decía: “En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos]” (Cleantes, Stoicorum Veterum Fragmenta, I, 519). Es decir, no te puedes bañar dos veces en el mismo rio, ya que las aguas no son las mismas, ni tu eres la misma persona que antes. Lo que se interpreta como lo único permanente es el Cambio. En el siglo XIX la Física redescubrió esta verdad, y en el siglo XX los descubrimientos científicos lo corroboraron.

La doctrina hermética no solo afirma, que todo está en constante movimiento, sino que las diferencias entre las diversas manifestaciones del TODO se deben por completo a los diferentes modos e intensidad vibratoria. Y no sólo esto, sino que aun el TODO mismo manifiesta una vibración constante, de tal infinita intensidad y rapidez, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo. El espíritu es uno de los polos de la vibración, mientras que el otro polo corresponde a formas de materia extremadamente densas. Entre ambos polos (espíritu y materia) hay millones y millones de diferentes intensidades y modos de vibración.

La ciencia moderna ha comprobado que todo lo que llamamos materia y energía no es más que “modos de movimientos vibratorios”. Revisemos brevemente lo que la ciencia dice sobre la materia y la energía.

En primer lugar, toda materia manifiesta, en algún grado, vibración producida por la temperatura o el calor. Esté un objeto frío o caliente (pues ambos no son más que grados de la misma cosa), manifiesta ciertas vibraciones calóricas, y en ese sentido está en vibración. Segundo, todas las partículas de materia están siguiendo un movimiento circular, lo mismo los corpúsculos que los astros. Los planetas giran en torno de un sol, y muchos de ellos giran también sobre sus propios ejes. Los soles, a su vez, giran en torno de puntos centrales mayores, y se cree que éstos giran también alrededor de otros todavía más grandes, y así sucesivamente, ad infinitum. Las moléculas de que se compone cualquier clase de materia están en constante vibración, moviéndose unas en torno de otras, y también unas contra otras. Las moléculas están compuestas por átomos, los que, también están en constante movimiento y vibración. Los átomos están compuestos por corpúsculos, llamados también “electrones”, “iones”, etc., los que también están en un estado de rapidísimo movimiento, girando unos en torno de otros, con diversas modalidades vibratorias.

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Y así sucede también con las diversas formas de energía. La ciencia dice que la luz, el calor, el magnetismo y la electricidad no son más que formas de movimiento vibratorio relacionado de alguna manera con el éter, o probablemente emanado de él. La ciencia no ha tratado aún de explicar la naturaleza del fenómeno conocido como cohesión, que es el principio de la atracción molecular, ni de la afinidad química, que es el principio de la atracción atómica; ni de la gravitación (el mayor misterio de los tres), que es el principio de atracción por el cual toda partícula o masa de materia se siente atraída hacia otra partícula o masa. Estas tres modalidades de la energía no las comprende aún la ciencia, si bien los estudiosos se inclinan a pensar que son también manifestaciones de alguna forma de energía vibratoria.

El éter universal, cuya existencia postula la ciencia sin comprender claramente su naturaleza, ya había sido explicado por los herméticos, quienes aseguraban que era una manifestación superior de lo que erróneamente se llamaba materia; es decir, que el éter era materia en un grado de vibración superior. El nombre que le daban era el de Sustancia Etérea, y decían que esta sustancia era de tenuidad y elasticidad extremas, llenando el espacio universal, sirviendo como médium de transmisión para las ondas de energía vibratoria como el calor, la luz, la electricidad, el magnetismo, etc. La sustancia etérea es el eslabón que une la materia, y la energía, conocida también como fuerza; manifestando además un grado de vibración, en intensidad y modo, completamente propio.

Los científicos ponen como ejemplo para explicar los efectos del aumento de vibración una rueda girando con gran rapidez. Supongamos primero que la rueda gira lentamente. Entonces diríamos que es un “objeto”. Si el objeto gira lentamente lo podremos ver fácilmente, pero no sentimos el menor sonido. Si aumentamos gradualmente la velocidad en pocos momentos se hace ésta tan rápida que comienza a oírse una nota muy baja y grave. Conforme sigue aumentando la velocidad la nota se va elevando en la escala musical, y así se van distinguiendo unas tras otras las diversas notas conforme aumenta la velocidad de rotación. Finalmente, cuando el movimiento ha llegado a cierto límite se llega a la última nota perceptible por el oído humano, y si la velocidad aumenta aún, sigue el mayor silencio. Nada se oye ya, pues la intensidad del movimiento es tan alta que el oído humano no puede registrar sus vibraciones. Entonces comienzan a percibirse poco a poco sucesivos grados de color. Después de un tiempo el ojo comienza a percibir un color rojo oscuro. Este rojo va haciéndose cada vez más brillante. Si la velocidad sigue aumentando el rojo se convertirá en anaranjado, el anaranjado en amarillo. Después seguirán sucesivamente matices verdes, azules y añil, y finalmente aparecerá el matiz violeta. La velocidad se acrecienta más aún: entonces desaparece todo color, porque el ojo humano ya no puede registrarlos. Pero ciertas radiaciones humanas emanan del objeto en revolución: los rayos que se usan en la fotografía y otras radiaciones sutiles de la luz. Después comienzan a manifestarse los rayos conocidos bajo el nombre de X, y más tarde empiezan a generar electricidad y magnetismo.

Cuando el objeto ha alcanzado cierto grado de vibración, sus moléculas se desintegran, resolviéndose en sus elementos originales o átomos. Después de los átomos, según el principio de vibración, se separarían en innumerables corpúsculos o electrones, de los que están compuestos. Y, finalmente, hasta los corpúsculos desaparecerían y podría decirse que el objeto estaría compuesto por sustancia etérea. La ciencia no se atreve a llevar el ejemplo más allá, pero los herméticos dicen que si las vibraciones continuaran aumentando el objeto pasaría sucesivamente por estados de manifestación superiores, llegando al plano mental y después al espiritual, hasta ser por último absorbido en el TODO QUE ES EL Espíritu Absoluto. El “objeto”, sin embargo, habría dejado de ser tal mucho antes de llegar a la sustancia etérea, pero de todas maneras la ilustración es correcta en cuanto demuestra los efectos del aumento continuo de la intensidad vibratoria. En el ejemplo, el llegar a los estados en que el objeto irradia, sonido, color, luz, no se ha resuelto aún la cuestión en esas formas de energía (que están en un grado mucho más elevado), sino que simplemente llega a un grado de vibración en el que esas energías se liberan hasta cierto punto de las influencias de las moléculas, átomos y corpúsculos. Esas energías, si bien son muy superiores en la escala a la materia, están aprisionadas y confinadas en las combinaciones materiales, en razón de las fuerzas que se manifiestan a través de ellas, y empleando formas materiales, y de esta manera se confinan en sus creaciones corpóreas, lo que, hasta cierto punto, es cierto en toda creación, quedando la fuerza creadora envuelta en su propia creación.

En resumen, la ciencia ha llegado a demostrar hasta cierto punto, como todo objeto material contiene y puede liberar energía, lo que pone de manifiesto que la esencia de todo lo que vemos, es energía en algún grado de vibración. Uno de los últimos descubrimientos de la ciencia, fue la llamada “partícula de Dios”, la cual se manifestó por primera vez el 4 de julio de 2012. Para recordar, la partícula de Dios también conocida como Bosón de Higgs, su existencia fue propuesta por el físico británico Peter Higgs y otros colegas en 1964, planteaban que todo el espacio está relleno de un campo que interacciona con las partículas elementales y es este campo lo que les confiere masa, pero no se confirmó hasta la primavera de 2013 en el CERN.  Según esta teoría, la masa no sería una propiedad intrínseca de las partículas sino el resultado de una interacción con el campo de Higgs.

La filosofía hermética va mucho más allá que la ciencia moderna, y afirma que toda manifestación de pensamiento, emoción, razón, voluntad, deseo o cualquier otro estado mental, va acompañada por vibraciones, parte de las cuales se emanan al exterior y tienden a afectar las mentes de los demás por “inducción”. Esta es la causa de la telepatía, de la influencia mental y de otros efectos del poder de una mente sobre otra, la que ya va siendo de dominio público.

Cada pensamiento, emoción o estado mental tiene su correspondiente intensidad y modalidad vibratoria. Y esos estados mentales pueden ser reproducidos, así como una nota musical puede ser reproducida haciendo vibrar las cuerdas de un instrumento con la velocidad requerida, o como se puede reproducir un color cualquiera. Lo podemos ver, por ejemplo, cuando estamos muy molestos y tenemos un vaso de vidrio cerca, y éste de la nada se quiebra o rompe. La vibración que podemos emanar de la ira, se manifiesta en el vidrio que se quiebra. Otro ejemplo que podemos ver en lo cotidiano, cuando estamos inmersos en pensamientos negativos y sentimos que todo en la vida nos va mal, y en efecto se dan eventos que perjudican, como, no nos pagan o se demoran en hacerlo, perdemos cosas, nos podemos caer y hacer algún daño físico, etc; y decimos “nos ha llegado la mala” o “lo malo llega junto”. Y no es que llega algo, sino que atraemos lo que vibramos. Mientras nos mantenemos vibrando en ese nivel, vamos a seguir atrayendo dichas situaciones, si queremos cambiar, es muy simple, debemos cambiar la vibración. A groso modo, una forma de saber que estamos vibrando, mira en miedos tienes y en que ámbitos de tu vida. El miedo genera un bajo nivel de vibración. El nivel medio de vibración, se asocia a la esperanza. El nivel alto de vibración se asocia a la fé, es allí donde ocurren lo que llamamos milagros. Jesús vino a enseñarnos esto y lo encontramos en los siguientes pasajes de la Biblia “Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús” en Marcos 10:52. “-¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible” en Marcos 9:23.

Conociendo el Principio de Vibración, podemos situar nuestra mente en el grado que quisiéramos, obteniendo así un perfecto dominio y control sobre sus estados mentales. En una palabra, podríamos producir en el Plano Mental lo que la ciencia produce en el plano físico, es decir, las vibraciones a voluntad.

El próximo domingo seguiremos con la saga de las leyes espirituales, hablaremos del principio de polaridad, ¡no te lo puedes perder!

Carmen Lescano Silva

Profesora de Yoga, Ayurveda

Coach Ontológica.

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