MI CUERPO ES EL VEHICULO DE MI ESPIRITU

Desde el enfoque de la Metafísica, el ser Divino (esencia) necesita de un cuerpo para expresarse en el plano físico con fines de evolucionar y adquirir experiencias. Bajo esta perspectiva el cuerpo es un instrumento, que por la baja vibración o densidad energética tiene poca conciencia de los temas espirituales superiores. El cuerpo ha sido creado con todo lo necesario para esta dimensión dual: cabeza para pensar, manos para hacer, pies para caminar, ojos para ver, corazón para sentir. Como toda herramienta y maquinaria destinada a cualquier uso, el cuerpo precisa que lo traten bien, que lo cuiden, alimenten y mantengan limpio.

El mal trato, el exceso y descuido lo destruyen y conducen a su deterioro, a su desintegración, en eso que llamamos «muerte». La excesiva complacencia lo malcría y llena de hábitos indeseables, por ejemplo, la gula, las adicciones (alcohol, drogas entre otras). Para la Metafísica y el Kundalini yoga, el cuerpo es como un carro o vehículo, que debe ser guiado por el alma para cumplir sus propósitos en esta vida. Los problemas se presentan cuando el que dirige este carro es la mente y no el alma. En la versión yoguica, el cuerpo es el carruaje, la mente son los caballos que jalan el carruaje y el alma es el conductor que tira las riendas de la mente.

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En la versión Metafísica, el ser Divino dispone de otros vehículos, además del cuerpo físico, para poder visitar distintos planos durante el sueño en la noche, en momentos de meditación y cuando llegue la inevitable «muerte». De forma similar a un viajero que nunca se queda en un solo país, la Conciencia o Entidad Eterna gusta de visitar otros lugares cercanos y lejanos. Esto le es permitido por el Dios. Mientras esta en la Tierra, solo sabe y siente que tiene un cuerpo: el traje de carne; pero en verdad, puede disponer de tres más: Cuerpo Ejerció, que le da la energía, Cuerpo Emocional con el que siente y Cuerpo Mental con el que piensa.

Para el ayúrveda, medicina tradicional de la India que se desarrolló hace  más de 5000 años, el cuerpo-mente es una unidad e interactúan de forma conjunta, una puede afectar a la otra y viceversa. Pongamos un ejemplo, mediante los pensamientos de no ser querido o aceptado, el 4to chakra o centros energéticos del corazón, se cierra y no permite el ingreso de energía. Como todo chakra se asocia a una glándula del cuerpo, en este caso a la glándula Timo, limita su adecuado funcionamiento y vuelve vulnerable el corazón o los pulmones, por lo que la persona puede enfermar físicamente con alguna enfermedad relacionada a estos órganos. Veamos ahora como se relaciones desde el cuerpo físico, la persona con el chakra corazón cerrado, va a presentar dolores en la parte del pecho o espalda media (altura 8va vertebra dorsal), dicho dolor es un indicador que debe trabajar en cambiar sus creencias o juicios inconsciente de no ser querido o aceptado. En otras palabras, el cuerpo nos habla de temas que debemos trabajar, si no lo hacemos caso, se agudiza y termina en enfermedades o en relaciones conflictivas. Para el yoga y el ayurveda el ser humano es una unidad, no se puede separar el cuerpo de la mente y viceversa, lo que afecta al cuerpo afecta a la mente (entiéndase pensamientos, sentimientos y emociones); y, lo que afecta a la mente inevitablemente se va a manifestar en el cuerpo físico. Es parte del juego de la vida, para mostrarnos que debemos trabajar y cambiar, de allí la importancia de estar conscientes y sintiendo nuestro cuerpo.

En el psicoanálisis, Nicholas Humphrey (1993) público un libro en el cual señalaba que las sensaciones que acompañan a las percepciones son el verdadero germen de la conciencia. Conciencia que es al mismo tiempo una percepción del mundo (externa al YO) e interna (autopercepción). Para Freud la conciencia o YO es un todo entre esencia-cuerpo. Algunas citas de Freud:  » … la conciencia es la superficie del aparato anímico … no sólo en el sentido de la función, sino en el de la disección anatómica …» (Freud, 1923b*, pág. 21 en el “Yo y el Ello”).  «el yo es sobre todo una esencia-cuerpo» (Freud, 1923b*, pág. 27 en Más allá del principio del placer, 1920).  Sus seguidores, señalan que no se refieren a la instancia psíquica que maneja las funciones, sino que se refieren a la imagen del cuerpo propio que también llamamos «esquema corporal».

Es decir, se da simultáneamente la visión objetiva y subjetiva en la psiquis. Pongamos un ejemplo, una persona mete la mano a su bolsillo para buscar sus llaves. Para Freud, existe una interface entre la mano que siente (cuando la mete en el bolsillo), con la cual percibe (Objetivo) y la mano que percibo y que aprendió que era de la persona (subjetiva). En la práctica psicoanalítica, la mano “objetiva” es la que puede presentar alteraciones en la piel, pero la mano verdadera es a mano es la mano “subjetiva” que meto en el bolsillo (podemos categorizar como “psíquica”). Sin embargo, de acuerdo con la segunda hipótesis fundamental del psicoanálisis, planteada por Freud, las dos manos, en condiciones normales, son la misma o, para decirlo mejor, funcionan «lejos» de toda discriminación conciente. Cuando se mastica un caramelo no se lo mastica «psíquicamente» ni «somáticamente», –tampoco se lo mastica «psicosomáticamente»– en el acto entero, y conciente, confluyen de manera natural la sensación, la percepción y el recuerdo.

Freud cuando formula la segunda hipótesis, sostiene que “las funciones fisiológicas son la manera en que lo psíquico genuino se presenta a la conciencia cuando el significado de la función permanece inconciente”. Karl Jung explico este concepto indicando que mientras nos hiciéramos consciente lo inconciente, este nos gobernaría. Es decir, lo sensación física (como un dolor, punzada, calor en alguna parte del cuerpo físico) y lo psíquico no son dos aspectos distintos, sino manifestaciones de una misma medalla que posee dos caras. Medalla que será categorizada de una u otra manera según cuál sea la cara que la conciencia ilumina.

El psicoanálisis señala que un cuerpo vivo no genera al psiquismo inconciente, sino que un cuerpo vivo es, en sí mismo, psiquismo inconciente. En términos sencillos, el cuerpo guarda las memorias inconscientes de nuestra psiquis, hasta que la hagamos conciente. Reconoce que los cuerpos vivos son cuerpos animados, de modo que, cuando «sentimos» que un cuerpo – que percibimos «físicamente» como tal – está vivo, es porque intuitivamente le atribuimos alma, aunque ignoremos los significados de su psiquismo inconciente.

Quizás el lenguaje del psicoanálisis suene confuso, pero en cierta forma y con otro lenguaje, plantea la relación cuerpo-mente de la visión yoguica, y reconoce que el cuerpo guarda memorias del “inconciente colectivo” (término acuñado por Karl Jung) como, por ejemplo, abuso y violación sexual femenino del clan familiar o reacciones instintivas propias de los mamíferos; así como memoria del inconciente de la persona, por ejemplo abandono de padre, abandono de madre, memorias que trae a esta experiencia de vida para trabajarlas y liberarlas, y pasar a otro nivel de conciencia.

Referencias:

  1. Chiozza, L., La concepción psicoanalítica del cuerpo. ¿Psicosomática o directamente psicoanálisis?, en Revista de Psicoanálisis y Cultura, Número 8 – Diciembre 1998. ISSN 0329-9147. acheronta.org
  2. Libro de Formación de “Maestro de yoga Kundalini”. Nivel 1. KRI

Carmen Lescano Silva

Profesora de Yoga, Ayurveda

Coach ontológica.

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