MASNAIKI

En ocasiones he dedicado esta columna a mi “Negrito”, al grifero, al vendedor de la calle, al mecánico, a un limpiaparabrisas, etc., pero hoy quiero agradecer el servicio de vigilancia que brinda mi estimado Masnaiki.

Viernes (11.45 p.m.). El creciente nivel de asaltos es algo que nos tiene en vilo a todos, más aún en tiempos de pandemia donde tenemos que trabajar de forma extra para no caer en falencias económicas. Al acabar mi jornada, que generalmente es a las 11.30 p.m. o a medianoche, siempre que llego a guardar a mi “Negrito” me encuentro con la sonrisa fresca y amable de Masnaiki.

El vigilante del barrio es un tipo amable y efectivo para contener a cualquier malcriado o amante de lo ajeno. Lo conozco de años cuando fue la seguridad en el quino de mi hija. Servicio excelente. Ahora está todas las noches siempre está presto a abrirme la gran reja para ingresar con mi auto.

Como tiene que cubrir una extensa cuadra, lo hace en bicicleta y en más de una vez he visto lo diestro que es con la bici. Solo llego y a los 20 segundos abre la enorme reja comprada con el apoyo de todo el vecindario. Como yo tengo garaje propio, no tendría por qué pagar por seguridad exterior vehicular pero decidí hacerlo y explico por qué.

Masnaiki no tiene la obligación de abrirme la reja, y si lo hace hay que recompensarlo… pero más allá de este servicio hay algo que muy pocos reconocen. El vigilante arranca a las 7.00 p.m. hasta las 7.00 a.m… una amanecida completita y ese es un sacrificio que se debe gratificar. Desde que se puso en funcionamiento este sistema de seguridad no hay reporte de robos en el vecindario. Masnaiki hace respetar el barrio.

Cuando le pago diariamente por su servicio no solo es por el reconocimiento de abrirme la enorme reja sino –y es lo principal- por la seguridad que su presencia da la cuadra. Siempre con el silbato, siempre atento a cualquier requerimiento. Ese es Masnaiki, el vigilante que evita a todos los vecinos pasar por el dolor del robo domiciliario.

Me emociono al tocar este tema porque, si nunca lo dije, mi primer trabajo –a los 18 años- fue de vigilante en la fenecida tienda Escala gigante y por eso sé el gran sacrificio de las amanecidas… Gracias Masnaiki. P.D. Mis oraciones por el retorno de la PAZ tras el conflicto entre Rusia y Ucrania, también por la solución a la incertidumbre política de nuestro querido Perú.

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